Atrévete...: Miguel Hernández: el gran poeta del pueblo

viernes, 9 de marzo de 2012

Miguel Hernández: el gran poeta del pueblo




Miguel Hernández (1910-1942): Este poeta puede estar entre la Generación del 27 donde tiene mucho contacto, a la que ayudara mucho; y entre los poetas más jóvenes (se conoce como Generación del 36), donde habría que incluir a este por edad. En Miguel Hernández aparece un equilibrio entre la emoción y la contención.

Se suele hablar fundamentalmente de dos etapas:
  • Inicios y plenitud: Miguel Hernández pubica su primer libro: Perito en lunas (1934): es un libro muy difícil de entender, tiene 42 octavas reales, lo escribe a la manera de Góngora, es un ejércicio práctico en donde los temas después se descubren, porque en un manuscrito dan las claves. Obra muy hermética.

    El rayo que no cesa (1936),obra de plenitud. La gran obra, donde los tres temas típicos aparecen: vida, amor y muerte. Es una obra que tiene un poderio vitalicio trágico, se advierte un gran dominio de la forma, sus mejores sonetos son los de esta obra. Aunque en está obra aparecen otras estrofas: tercetos encadenados, en la elogía a Ramón Sije.

  • La guera y la cárcel: poesía más comprometida, dolor ante la tragedia de la guerra. Una poesía con gran fuerza humana y emoción. Obras como: Viento del pueblo (1937), El hombre acecha (1939), y el último libro en El cancionero y romancero de ausencias (Más importante).
  • Aunque en mi opinión su gran libro es Viento del pueblo

Con Miguel Hernández también hubo teatro:

Miguel Hernández fue muy aficionado al teatro, algunas de sus obras ha sido valoradas desigualmente. Escribe una obra sacramental Quién te ha visto y quién te ve. Después melodramas rurales El labrador de más aire. Y también escribe durante la guerra obras breves.
Escribió un teatro que se representa en el frente. Se conoce como Teatro de guerra "El refugiado"



De este gran poeta os dejo mis dos poemas favoritos de su libro Viento del pueblo

Los cobardes


Hombres veo que de hombres
solo tienen, solo gastan
el parecer y el cigarro
el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol, a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.

Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para nuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.



Jornaleros


Jornaleros que habéis cobrado en plomo

sufrimientos, trabajos y dineros.

cuerpos de sometido y alto lomo.

Jornaleros.

Españoles, que España habéis ganado

labrándola entre lluvias y entre soles,

rabadanes del hambre y del arado.

Españoles.

Esta España que nunca satisfecha

de malograr la flor de la cizaña,

de una cosecha pasa a otra cosecha.

Esta España.

Esta España que habéis amamantado

con sudores y empujes de montañas,

codician los que nunca han cultivado.

Esta España.

¿Dejaremos llevar cobardemente

riquezas que han forjado nuestros remos

campos que han humedecido nuestra frente?

¿Dejaremos?

Adelanta español, una tormenta

de martillos y hoces ruge y canta.

Tu porvenir, tu orgullo, tu herramienta,

adelanta.

Ellos, ellos nos traen una cadena

de cárceles, miserias y atropellos.

¿Quién España destruye y desordena?

Ellos, ellos.

Fuera, fuera, ladrones de naciones,

guardianes de la cúpula banquera,

chuecas del capital y sus doblones.

Fuera, fuera.

Arrojados seréis como basura

de todas partes y de todos lados.

No habrá para vosotros sepultura,

arrojados.

La saliva será vuestra mortaja,

vuestro final la bota vengativa,

y sólo os dará sombra, paz y caja

la saliva.

Jornaleros: España, loma a loma,

es de gañanes, pobres y braceros,

no permitáis que el rico se la coma.

Jornaleros!

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