A continuación os dejo con un comentario que realice sobre el documental cuyo título es el mismo que lleva la entrada.
En el Siglo XXI la palabra medicamento forma parte indispensable
en nuestra vida, sobre todo en el mundo desarrollado. Con el paso del tiempo el
medicamento ha pasado de ser una sustancia a alcance de reyes y nobles al estar
disponible para otros reyes y nobles: los del mundo desarrollado. Aunque en
este, también hay plebeyos que tienen limitado su acceso.
Para hacer un comentario sobre este documental,
corresponde primero hacer una definición de medicamento. Es conveniente saber
lo que significa.
Podríamos definir este como: Un medicamento es una sustancia con
propiedades para el tratamiento o la prevención de enfermedades en los seres
humanos. También se consideran medicamentos aquellas sustancias que se utilizan
o se administran con el objetivo de restaurar, corregir o modificar funciones
fisiológicas del organismo o aquellas para establecer un diagnostico médico
El título del documental que en
estas líneas voy a comentar afirma de manera concisa que el medicamento es un derecho, como derecho toda la población
tendría que poder acceder a él, sin impedimentos de ningún tipo. Si analizamos
la segunda parte nos dice que ha sido
secuestrado ese derecho. Se refiere a que el derecho del medicamento no nos
pertenece y solo tenemos dos opciones:
- Pagar a los secuestradores
- Conseguir arrebatar ese derecho a los
secuestradores y devolverlo a casa
Ambas opciones actualmente lucen
muy complicadas. ¿Quién tiene la culpa?
¿Quiénes son los secuestradores? ¿Quién los respalda? ¿Qué podemos hacer?
Innumerables las preguntas,
numerables en un bajo conteo las respuestas.
Sin embargo, si analizamos los
datos, una parte de los secuestradores
somos nosotros mismos (la población desarrollada). Un consumo abusivo de
los medicamentos por nuestra parte pone en peligro su disponibilidad. La
industria presenta un mayor interés económico que sanitario; con ello se deduce
que su prioridad es el dinero no la salud.
Me voy a centrar en unas
cuestiones puntuales, pues para comentar en detalle todo lo que acaece
actualmente en el mundo se habría que publicar varios libros.
Los primeros secuestradores somos nosotros mismos, con nuestro abuso,
con nuestra indiferencia, con nuestro apoyo a este sistema; si a me va bien que
más da…
La Industria, por supuesto no nos podemos olvidar de ella. Cabe
destacar que cuando se habla de Industria es en general no todas son iguales.
La industria seguramente sea el secuestrado mayoritario, simplemente por su
orden de prioridades, por sacar medicamentos nuevos sin mejora aparente,
mientras que entre 1999 y 2004 solo tres medicamentos contra enfermedades
olvidadas
En tercer lugar cabe mencionar los gobiernos de todo el mundo que
consienten toda esta situación, algunos tratan de remediarlo pero siempre y
cuando no les perjudique a ellos mismos. Se han firmados protocolos, protocolos
que no se han cumplido. El caso de Sudáfrica es un gran ejemplo de solidaridad
y egoísmo; en este caso hubo de todo. Aquí se vio la peor cara de la Industria
y de muchos gobiernos
Tenemos los tres secuestradores.
El problema es aparente, ¿Cómo vamos a detener a los secuestradores si somos
casi toda la población? El único remedio que creo posible es la humanidad y que
nos concienciemos de verdad, que establezcamos un orden de prioridad humano,
nosotros viviremos una vida, pero la Tierra vivirá muchas más
Unos datos:
- 1/3 de
la población no tiene acceso a medicamentos
- Se tratan el 90%
de enfermedades que solo afectan a un 10%
- 85% de las poblaciones fuera del mercado
farmacéutico
- Algunas poblaciones tienen que desplazarse kilómetros o fiarse de la gente
sin profesión que dispensa medicamentos
La ignorancia hace estragos. Como dijo Ángel Gabilondo: “Invertir
en educación es caro, pero más caro es no invertir”. La ignorancia
también es un secuestrado, es un auto-secuestrador, pues hay gente que se ha
convertido en ello sin tener conciencia.
Lo que ocurre en Sierra Leona es muy grave, pero al no
afectarnos directamente parece ser que no nos importa, parece ser que son menos personas que
nosotros, y es algo que no se puede permitir
En Bogotá no debería costar un medicamento 4000 $, y no ser accesible,
todo por las patentes. Deberían hacer lo mismo que en Sudáfrica. Soy consciente
de que no es sencillo, de que la investigación cuesta, pero en mi caso me
cuesta más vivir en injusticia que en miseria
No tengo la solución, ¡Ojala la
tuviera!, pero espero que llegué un día en que todos nos podamos entender, los
unos con los otros, y seamos todos verdaderamente iguales, y si no encuentro
esa respuesta intentaré que alguien la encuentre. Pero si se mantiene la
ignorancia esa solución no llegará
Un poquito de humanidad, por
favor, humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario