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Carlos II |
Investigando por varias fuentes sobre de la Dinastía Austria, he encontrado un dato curioso sobre el último de la familia: Carlos II.
Según esto, cuenta los últimos meses del rey apodado "El hechizado", por sus comunes y sufridos males, que no os dejará indiferente a ninguno. Es realmente sorprendente.
Carlos II fue rey de España desde 1665 a 1700. Es hijo de Felipe IV y de su segunda mujer (a la vez sobrina) Mariana de Austria. Carlos II morirá sin descendencia, por sus múltiples problemas de salud y por tanto, fue el final de la Dinastía de los Austrias, para dejar paso al próximo monarca, que fue Felipe V, perteneciente a la Dinastía de los Borbones.
Su vida fue decayendo poco a poco según pasaban los años. Hay que tener en cuenta que las relaciones de parentesco entre familiares eran muy cercanas y por tanto, los descendientes podrían tener problemas debido a la genética.
Éste fue el caso de Carlos II, que sufrió grandes males durante su vida, debido mayoritariamente a ese problema genético.
Meses antes de su muerte, el Marqués D´ Harcourt escribía a Luis XIV diciéndole esto: ”Es tan grande su debilidad que no puede permanecer más de una o dos horas fuera de la cama” y unos días después, en otra carta, le decía: ”Cuando sube o baja de la carroza siempre hay que ayudarle”.
Esto nos empieza a decir que Carlos II sufría de muchas deformidades.
En estas mismas cartas, también se señala la hinchazón de pies, piernas, vientre y cara y a veces hasta de la lengua, de tal forma que no podía hablar.
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En este retrato el monarca estaba sujeto con un asta por la espalda, porque no podía estar de pie sin apoyo. |
El investigador supone que todo esto podría ser debido a una nefropatia consecutiva a las infecciones por calculosis renal como se pudo ver en su autopsia y además, comenta el experto, que presentó hematuria en varias ocasiones.
Esta hinchazón de pies le obligaba a cambiar de calzado por la tarde, según nos cuenta el autor.
Pero no se queda ahí: " La fatiga era intensa y además presentaba con frecuencia diarreas incoercibles, en ocasiones provocadas por los mismos médicos para “eliminar la materia corrupta”. Como consecuencia de una de ellas, hizo 18 deposiciones y luego quedó inconsciente unas horas."
¡Esto es impresionante! Y no lo digo por la proeza... Un hombre con tal organismo, debía pasarlo fatal.
Sin embargo, esto no termina. Según el autor el rey sufría patologías muy complejas como edemas, fatiga, decaimiento, ataques epilépticos, diarreas, fiebres y encima, "remedios increíbles" (por no decir angustiosos): pichones recién muertos sobre la cabeza para evitar la epilepsia y entrañas calientes de corderos para sus procesos intestinales...
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Uno de los últimos retratos del monarca. |
Desde septiembre de 1700 las noticias sobre la salud del monarca se enviaban casi diariamente. El 5 de octubre escribía el doctor del rey: “Su Majestad recibió los Santos Sacramentos e hizo testamento el día 2 aunque se ignora su contenido pues se guarda absoluta reserva. La enfermedad es grave pues en pocos días ha tenido más de 200 cursos (diarreas); perdió el apetito y está muy delgado, al punto de parecer un esqueleto”.
El pobre rey todavía duró tres semanas más. Extenuado, respirando fatigosamente, haciendo sus numerosas diarreas en la cama y tras dos días en coma, debido a la fiebre alta, murió el día 1 de noviembre de 1700.
Enseguida se hizo público el testamento en el que nombraba sucesor al Duque de Anjou, el futuro Felipe V.
En la autopsia, según escritos que se hicieron, "apareció el corazón muy pequeño, del tamaño de un grano de pimienta, los pulmones corroídos, los intestinos putrefactos y gangrenosos, en el riñón tres grandes cálculos, un solo testículo, negro como el carbón y la cabeza llena de agua”...
Sin duda alguna, un hombre que tuvo que vivir una de las vidas más desastrosas de todas las imaginables. Tan poderoso, pero a la vez tan demacrado, tan muerto en vida...
Lo que más me pregunto es cómo pudo vivir tanto años ya que sus patologías formaban parte de su día a día...